El término “Edadismo” nació en 1969 con el médico gerontólogo y psiquiatra de nacionalidad americana Robert Neil Butler (1927-2010), quien acuñó el concepto “ageism” para denominar la discriminación hacia las personas mayores por el solo hecho de tener más edad, generando revolución total en su época. Fue ganador del premio Pulitzer y dedicó su vida a mejorar el estatus, tratamientos médicos y cuidados de las personas mayores.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el edadismo surge cuando usamos la edad para categorizar y dividir a las personas por atributos que pueden llegar a generar algún tipo de daño, desventaja o injusticia, y menoscaban la solidaridad entre generaciones:Es la segunda causa de discriminación a nivel mundial. Se manifiesta cuando se margina, menosprecia o incluso, invisibiliza a una persona o a un colectivo, en base a su edad.
¿Cómo se manifiesta el edadismo?
De acuerdo con la OMS, el edadismo se expresa en tres planos: estructural, interpersonal y autoinfligido.
El edadismo estructural es el que se observa a nivel de políticas públicas, leyes y normas que rigen una sociedad.
En vista de que las políticas se diseñan sobre la base de una concepción social de los sujetos a los cuales apuntan, una imagen negativa de la vejez afecta en el desarrollo de políticas públicas adecuadas. Por lo tanto, permite el levantamiento de normas que resultan discriminatorias por edad, afectando así el desarrollo de las personas mayores.
Ejemplo en nuestro país de este tipo de edadismo se pueden ver en algunas prestaciones de salud que tienen topes máximos de edad; trabajos que tienen edades máximas; algunos seguros de salud que caducan cuando llegan a cierta edad e incluso en el sistema bancario cuando no permiten acceder a créditos por la edad, lo que podría llegar a afectar a la salud física y mental de las personas mayores, al no sentirse integrados a la comunidad.
El edadismo interpersonal es aquel que se manifiesta en la forma en que los individuos se relacionan. Aquí el trato se condiciona producto de los estereotipos y prejuicios que se tienen en torno a la vejez. Esto conlleva a que se restrinjan las expectativas de lo que una persona mayor es capaz de pensar, crear, hacer y resolver, limitando sus posibilidades de participación y aporte en todos los ámbitos, ya sea en lo familiar como en lo laboral y social.
Por último, el edadismo autoinfligido es aquel en que la persona mayor -al haber internalizado esta imagen social negativa de la vejez y recibir un trato diferenciado por su edad- comienza a pensarse en base a estos patrones definidos, afectando así su autoimagen. Por ejemplo, cuando las mismas personas mayores son las que dicen “ya no estoy en edad para…” son ellas mismas quienes se auto perciben menos capaces de lo que realmente son y, en consecuencia, renuncian a oportunidades de auto cuidado, participación social o crecimiento personal.
En este sentido, el edadismo afecta también a las personas más jóvenes que también internalizan estas creencias y limitan su propio envejecimiento, o incluso intentan evadirlo.
Por lo anterior, en este mes de octubre que se celebra a las personas mayores, en el Portal del Adulto Mejor te invitamos a reflexionar sobre el edadismo y cómo podemos contribuir a erradicarlo de nuestro lenguaje cotidiano, nuestros hábitos de creencias y nuestro entorno.