La exposición al sol ofrece numerosos beneficios que pueden mejorar nuestra salud. La vitamina D, conocida como la ‘vitamina del sol’, se produce en nuestra piel cuando nos exponemos a la luz solar y también se encuentra en varios alimentos. Esta vitamina es esencial para absorber el calcio, lo que ayuda a mantener nuestros huesos fuertes y saludables. Además, la vitamina D tiene efectos positivos en el sistema cardiovascular, ya que puede reducir la presión arterial, disminuir el colesterol, aumentar la hemoglobina y mejorar la función cardíaca. También favorece la respiración, especialmente en personas con asma, y ayuda a disminuir la frecuencia de infecciones respiratorias. Lo más destacado es que la exposición al sol puede elevar nuestro estado de ánimo al estimular la producción de serotonina, conocida como ‘el neurotransmisor de la felicidad’.
Sin embargo, es importante recordar que todo en exceso puede ser perjudicial. Pasar demasiado tiempo al sol puede conllevar varios riesgos, algunos evidentes y otros menos conocidos. Uno de los peligros más inmediatos son las quemaduras solares, que pueden variar desde leves hasta graves, dependiendo del tiempo de exposición. Las quemaduras pueden ir acompañadas de eritemas, que son manchas rojas en la piel que causan picazón y pueden estar relacionadas con infecciones.
El melanoma, el tipo más grave de cáncer de piel, es una de las consecuencias de una exposición prolongada a los rayos ultravioleta (UV), ya sea por tomar el sol sin protección o por el uso de camas de bronceado. Además, hay riesgos menos evidentes, como el envejecimiento prematuro de la piel, cataratas y otros problemas visuales, así como la posible debilitación del sistema inmunológico. Aunque estos efectos suelen asociarse con personas mayores, pueden ser el resultado de años de exposición al sol.
Por eso es fundamental adoptar buenos hábitos de protección desde una edad temprana. Protegerse del sol puede ser tan sencillo como usar una gorra o un sombrero de ala ancha que cubra la cara, los ojos y, en algunos casos, los hombros. Si utilizamos gafas de sol, debemos asegurarnos de que ofrezcan la protección adecuada contra los rayos UV, ya que la falta de esta protección puede ser perjudicial para la vista.
Es recomendable adquirir cremas solares en farmacias, donde podemos encontrar productos certificados y de acuerdo a cada tipo de piel.
Recuerda siempre mantener tu piel humectada y protegida y disfruta de recibir todos los beneficios de la energía solar.